La comarca recicla a través de Arcgisa 169,3 toneladas de aparatos eléctricos fuera de uso en 2011, una media de 0,64 kilos por habitante, lejos del promedio andaluz
Y, de repente, la imagen se va a negro a la par que el gallinero del Sálvame enmudece. La tele ha muerto por agotamiento. No hablamos de telebasura, pero sí de que la tele se acaba de convertir en basura. Técnicamente, cualquier bien de consumo de este tipo se denomina Residuo de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) al final de su vida útil y, al igual que un brick de leche o una botella de vino, tiene su tratamiento específico.
Porque dentro de un viejo televisor o un ordenador cuyo disco duro ha dicho basta hay elementos que pueden ser reciclados y que incluso alcanzan un alto valor en el mercado. Se trata de metales como el silicio (microchips), cobre o aluminio a la par que el plástico de las carcasas puede ser fundido para elaborar otro nuevo. En suma, la basura eléctrica y electrónica es una mina toda vez que un adecuado proceso aporta además una respuesta adecuada al problema ambiental que generan este tipo de residuos. Una nevera que no se desguace adecuadamente puede liberar todo el gas del compresor contaminando en apenas unos segundos lo mismo que un coche en todo un año, según los técnicos de las empresas encargadas de gestionar este tipo de residuos en el que también se encuentran objetos como bombillas, fluorescentes o un aparato de aire acondicionado.
Pero, ¿están los campogibraltareños concienciados con esto? No resulta difícil ver aparatos junto a los cubos de basura por vaguedad o por desconocimiento de la red de puntos limpios, donde existen apartados específicos para los RAEE.
La empresa pública comarcal Arcgisa también toma partido en este ámbito y se encarga desde diciembre de 2008 de la gestión de los RAEE a través de esta red de puntos limpios. En caso de que el municipio no posea este tipo de instalación las funciones son asumidas por los respectivos almacenes municipales. Arcgisa hace de puente entre el acopio del material y su traslado a un gestor autorizado, Recilec, una empresa que nació con ayudas de la Junta y cuya planta principal radica en la provincia de Sevilla.
Durante el pasado ejercicio el Campo de Gibraltar acumuló a través de los puntos limpios 169,30 toneladas de basura eléctrica y electrónica, lo que arroja una media de 0,64 kilogramos por habitante. Es una cifra baja. Baja porque en Andalucía la media estaba en 2010 en 2,1 kilos por habitante aunque hay mejoría respecto a 2009, año en el que Arcgisa computó 150,5 toneladas (0,57 kilos por habitante) y primer ejercicio completo con esta prestación de cara al ciudadano.
Así, en Algeciras se computaron 64,3 toneladas; en San Roque fueron 31 y en Tarifa el acopio durante el pasado año ascendió a 26,9 toneladas. Otras 24,4 se recogieron entre Castellar y Jimena (comparten punto limpio) mientras que en Los Barrios fueron 18,6 toneladas. Por último, en La Línea fueron sólo 3,9 toneladas. Los meses con mayor generación de este tipo de residuos fueron enero, junio y septiembre mientras que julio resultó el más "apático".
Pero no todos los campogibraltareños reciclan sus RAEE por igual si se compara la ratio a razón de los kilos por habitante. Mediante este parámetro jimenatos y chisparreros ganan por goleada (1,79 kilos) mientras que La Línea se sitúa en el último lugar con apenas unos gramos por habitante, unos paupérrimos 0,061 kilos (610 gramos). Cada tarifeño aportó 1,51 kilos mientras que en San Roque este parámetro llegó a 1 kilo por residente. En Los Barrios fueron 0,82 kilos cerrándose el listado con 0,55 kilos por habitante. Algo comprensible ya que a mayor población la media baja con facilidad si no hay conciencia cívica.
Pero la de Arcgisa y la red de puntos limpios no es el único canal disponible para la recogida de este tipo de residuos. Pocos consumidores conocen que cuando compran un aparato eléctrico o electrónico nuevo en el precio se incluye una pequeña tasa para su tratamiento al final de su vida útil, por lo que pueden dejar sin problema alguno el usado en la tienda. Algo que habitualmente se realiza como una deferencia comercial en el caso de bienes voluminosos como un frigorífico es, sin ir más lejos, un derecho del consumidor que pocos conocen. A este desconocimiento se suma también el rechazo en algunos comercios e incluso el del cliente a acudir, por ejemplo, con una plancha vieja al hipermercado.
Pero de nada sirve que los comercios se hagan cargo de los electrodomésticos si luego se desvían del canal previsto hacia las chatarrerías tradicionales. Es otro de los caballos de batalla de la administración y los gestores autorizados. No se trata sólo de la cuestión medioambiental, también hay una tasa pagada que no va a parar a quien le legalmente le corresponde.
Fuente-. Europa Sur
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