Benaoján celebra este fin de semana, 3 y 4 de diciembre, la IX Feria de la Chacina Tradicional.
Una feria para todos...
El preponderante papel que jugó en toda la mitad del siglo pasado la elaboración de productos artesanales derivados del cerdo ha convertido a Benaoján en un referente para los mejores paladares, concentrando la gran mayoría de fábricas de embutidos de la zona. Si hay día de ajetreo en Benaoján, ésos son los que preceden a la Navidad.
Enclavado en un anfiteatro imponente de montañas que parece prestarle eterno cobijo, el pueblo recobra su antigua imagen de factoría chacinera. Las fábricas de embutidos que quedan, herederas de la treintena que existieron en otros tiempos y surtieron con el sello de la calidad y el buen hacer a los mercados de Andalucía y buena parte de la Península, amén de tierras allende de sus fronteras, se desviven en un hervidero humano para atender la demanda que se produce en estas fechas.
Las calles huelen a lomo, chorizo frito y, sobre todo, al aroma salobre de los secaderos, donde se enristraron en su día jamones, butifarras y morcones, impregnando de un ambiente gratificante que abre el apetito y prepara las papilas gustativas para paladear los productos sabiamente aderezados que se pueden percibir apenas se ponga el menor empeño en ello.
Aprovechando las fechas previas a las navidades, el municipio procura proveer las despensas malagueñas, junto al mantecado casero (todavía hay quien lo elabora al gusto de las abuelas recurriendo a la manteca de cardo, al ajonjolí y al limón), turrón y cava, además del chorizo rondeño y la lustrosa morcilla de la Serranía, entre otros bocados exquisitos derivados del cerdeo ibérico.
Hasta una veintena de stands ofrecen sus productos artesanales, no sólo de Benaoján sino de los pueblos limítrofes, dulcerías, tahonas, conservas, mieles y postres acaparan la atención de los visitantes.
Este día es una magnífica oportunidad para visitar las fábricas en plena producción, participar en las degustaciones que el Ayuntamiento organiza, olvidándonos un poco del taimado colesterol, además de hacer provisiones de sustanciosas viandas y disfrutar del sabor del lomo de cerdo recién frito o del chorizo secado al sol, sintiendo en nuestro cuerpo el aire de la sierra.
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